Quiero compartirles algunas
historias que han sido un gran aporte inspiracional y motivacional en
mi vida profesional, personal y, por supuesto, en mi vida como emprendedor. Se
trata de hombres y mujeres que vivieron particulares situaciones, osadas,
llenas de obstáculos, pero donde primaron los principios del éxito: el deseo,
la fe, la perseverancia, la "educación", la determinación y muchos
más que hemos estado compartiendo en varios artículos. Bueno, sin más
preámbulos,las historias nos hablan por sí solas.
1. Historia
de Edwin C. Barnes y Thomas A. Edison
Edwin C. Barnes era un común y corriente empleado estadounidense, el cual ganaba
algo así como 12 mil dólares al año. No obstante aquello, en él existía un
deseo ardiente, apasionado, por convertirse en socio industrial del granThomas Alva Edison.
Edwin tenía 2 grandes dificultades para llevar a cabo su sueño, primero, no conocía
personalmente a Edison, y segundo, no tenía el dinero para costearse un boleto
de tren hasta New Jersey, que es donde estaba el laboratorio de su preciado
socio. Esas dificultades, créanme, eran lo suficientemente fuertes en aquella
época (y hoy también) como para desanimar a la mayoría de los hombres a llevar
a la práctica ese ardiente deseo. Afortunadamente para Barnes este no era un
deseo común y corriente.
Se dieron las cosas, y Barnes llegó a
la puerta del despacho de Alba Edison, y declaró consistentemente en aquel
instante: ¡Vengo para constituirme como socio industrial suyo! Posteriormente
el mismo Thomas indicó: Lo que se hallaba en pie ante mi en ese minuto tenía
todo el aspecto de un vagabundo corriente, "pero había algo en la
expresión de su rostro que daba la impresión de que estaba firmemente decidido
a conseguir lo que buscaba". Le concedí la oportunidad que buscaba porque
"vi que estaba decidido hasta alcanzar el éxito".
Los acontecimientos posteriores
confirmaron efectivamente que no se había cometido errores en la decisión de
ambos. Claramente no fue el aspecto el que le dió aquella oportunidad a Barnes,
si no lo que tenía en su cabeza.
Barnes no fue desde luego socio
industrial desde el primer minuto, se inició como trabajador de las oficinas
del laboratorio ganando un salario "normal".
Pasaron los meses, aparentemente nada
cambiaba en el exterior, pero en la mente de Barnes si sucedían cambios
importantes, y era que su "deseo interno" se hacía cada vez más
fuerte y real. Cabe señalar que Barnes una vez que se vió cerca de su sueño no
pensó: "Bueno, ya estoy aquí, me siento cómodo. Creo que algún día
cambiaré de opinión y me conformaré siendo un buen vendedor". Sino que se
dijo a sí mismo: "vine aquí para ser socio industrial de Edison, y llegaré
a serlo aunque muera en el intento".
Cuando llegó la oportunidad, llegó en
forma diferente a la que esperaba Barnes. Y esto es así también hoy, la
oportunidad tiene el hábito de llegar por la puerta trasera, parece disfrazarse
de desgracia o derrota temporal. Tal vez esa sea la razón de por qué muchos se
retiran de la carrera hacia sus sueños, porque no logran reconocer la
oportunidad en su esencia.
Edison acababa de terminar un nuevo
dispositivo para oficinas conocido como Máquina Dictadora Edison. Todos los
vendedores habían perdido la esperanza de ventas de la máquina, no creían que
se vendiera sin hacer grandísimos esfuerzos. Pero nuestro amigo Barnes fue la
excepción, él sabía que se podía vender la máquina, y se lo
transmitió al propio Edison. Vendió la máquina, y lo hizo con tanto éxito que
Edison logró firmarle a Barnes un contrato para venderla por todo el país.
Aparte de esta asociación comercial entre ambos, Barnes se hizo rico en dinero,
pero también logró enseñarnos que realmente se puede "meditar y hacerse
ricos".
2. Historia
de un hombre que abandonó demasiado pronto
Un hombre una vez se sintió fuertemente
atraído por lo que fue la "fiebre del oro" en la época en que se
había generado toda una "gripe" en el tema en los EE.UU. Este hombre
partió hacia el Oeste simplemente con el objeto de excavar y hacerse rico.
Luego de 3 semanas de dura labor, se encontró efectivamente con el mineral, no
obstante, necesitaba maquinaria más sofisticada que una pala y una picota para
extraerlo. Con toda la calma, cerró la excavación, regresó a su cuidad y
comunicó a sus amigos y parientes lo que había hallado. Entre todos reunieron
el dinero para comprar la maquinaria necesaria para llevar el mineral a la
superficie, la cual llevaron por vía marítima. Este hombre volvió a la mina,
reabrieron, y pudieron extraer la primera vagoneta del mineral que habían
descubierto. No tardaron en enviarla a fundir. Inmediatamente quedó en
evidencia que estaban en posesión de una de las minas más ricas de todo el
Colorado. Bastaba sólo esperar unas cuantas vagonetas más. Aumentaron la
profundidad de la extracción, con ello aumentaron las expectativas de los
hombres que estaban allí y los inversores de la maquinaria, la familia, los
amigos. Fue en aquel entonces en que sucedió algo inesperado, ¡la veta de oro
había desaparecido! Así es, el oro ya no estaba allí. Comenzaron a desesperarse
y a excavar con mayor ímpetu, pero los resultados fueron iguales, no obtuvieron
éxito.
Finalmente decidieron abandonar
la sociedad que habían conformado para tal faena, vendieron la máquina por
unos cientos de dólares y retornaron a casa.
El hombre que compró la máquina una vez
que escuchó la historia de los decepcionados asociados, decidió contratar a un
ingeniero de minas para que estudiara aquella mina ya abandonada y llevara a
cabo algunos cálculos. El ingeniero informó finalmente que la faena había
fracasado porque sus propietarios no estaban en conocimiento de lo que son
"las fallas geológicas". Sus cálculos demostraron que la veta de oro
se había movido exactamente a un metro de distancia desde su origen ¡Y allí fue
exactamente donde se hallaba la veta de nuevo!
Aquel hombre ganó millones de dólares
con aquel descubrimiento, ya que tuvo la prudencia y la pacienciapara
solicitar consejo profesional "antes de tirar todo por la borda y
abandonar".
3. Historia
de Henry Ford y el motor V8
Cuando Mr. Ford decidió
fabricar su famoso motor V8 pensó en construir un equipo en el
que 8 cilindros trabajasen de manera simultánea, y eso fue lo que le transmitió
a su staff de ingenieros. Éstos no tardaron en llevar a cabo los planos, sobre
el papel brillaba la idea, pero todo el equipo de ingenieros parecieron ponerse
de acuerdo para declarar que era prácticamente "imposible" fundir los
8 cilindros en un solo bloque.
Ford les dijo: "De todos
modos, fabríquenlo" ¡Pero si es imposible! afirmaron de nuevo los
ingenieros. Ford sostuvo: "Adelante, y dedíquense a esa tarea hasta que
logren el éxito, no importa cuanto tarden". Ante esto los ingenieros siguieron
adelante, no tenían más remedio si querían seguir perteneciendo a la Ford.
Pasaron 6 meses, y nada ocurrió. Los ingenieros probaron todo cuanto había por
probar, pero no hacían más que encontrarse en cada oportunidad con la palabra "imposible".
Al final del año Ford decidió reunirse con todos sus ingenieros nuevamente, y
estos le informaron que "no había forma" de llevar a cabo tal deseo.
"Aun así" les dijo Ford, les ruego que prosigan con sus esfuerzos.
Quiero ese motor, y lo conseguiré. Los ingenieros obedecieron, y como si
hubiese sido mágico, se descubrió el secreto. ¡La fuerte determinación
por parte de Ford era más fuerte incluso que aquello que parecía imposible de
crear para la época, y venció una vez más!
4. Quemaron
sus naves
Hace muchos años un gran guerrero se
enfrentó a una situación que precisó de una importante decisión que garantizara
el éxito frente al enemigo. Estaba a punto de enviar a sus batallones contra un
enemigo mayor. Embarco y llenó sus naves de soldados, llegando a las costas del
enemigo. Ahí bajó a sus hombres, y procedió a incendiar sus barcas totalmente,
y antes de entrar a la batalla les dijo con una fuerte determinación: "En
este momento están mirando como arden nuestras naves. Eso significa que no
podremos abandonar estas tierras vivos a menos que salgamos victoriosos. Ahora
no hay más alternativas: Vencer o morir" Y vencieron, gracias a
ese solemne acto de determinación y de renunciar a las opciones mediocres.
Cuando la oí por primera vez la
historia del guerrero me dejó una particular enseñanza, ya que muchas veces uno
se plantea sueños y por el hecho de tener "alternativas" a ese sueño
solemos dejarlos de lado ante la primera dificultad. Un ejemplo claro sería:
"Seré empresario" y luego de un fracaso o una derrota temporal
declarar "Creo que esto no es lo mío, mejor conseguiré un empleo y viviré
así de por vida, es lo más seguro y lo más estable, aunque viva para cumplir
los sueños de otros". Lo correcto sería quemar las alternativas, "Si
he decidido ser empresario en mi vida, aunque caiga y tenga que emplearme una
vez más lo haré, pero sólo para levantarme y volver a emprender vuelo, venceré
o moriré".
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