Les voy a hacer una confesión: Debo ser el peor abogado de la historia. Bueno, al menos así me siento.
He fracasado con una regularidad exigiendo justicia para una niña que
fue torturada, abusada sexualmente en innumerables ocasiones y como
producto de los ultrajes resultó embarazada.
He fracasado como
abogado en este caso. Lo peor de todo es que, como nací babieca, es
decir, como soy un idiota por vocación, no logro comprender lo que el
poder judicial ecuatoriano y la Secretaría Nacional de la Desinformación
me quieren hacer entender a punta de combazos: La niña, según ellos,
tuvo la culpa, por usar pantaloncitos cortos (propios de cualquier
menor) y seducir a un degenerado. Y además, esta niña es una negligente,
según los dueños de la verdad, porque las niñas, hoy por hoy, no pueden
quejarse de un gobierno que les facilita la pastilla del día después y
hasta les obsequia preservativos en un derroche de amor a la patria y
como muestra de su compromiso con una sociedad en la que está prohibido
olvidar a los saqueadores del tesoro nacional, a los plagiadores de
tesis, a los comecheques, a los falsificadores de títulos profesionales,
a los que regalan nuestro dinero al primer aventurero argentino que
pide préstamos y empeña los bienes del mismo estado y a los violadores.
Obviamente, a ellos les caerá todo el peso de la ley y contra ellos no
faltarán cadenas nacionales de radio y televisión, siempre que “ellos”,
sean de un partido diferente al que hoy detenta el trono sagrado.
Como yo no soy capaz de digerir intelectualmente esta distinción ante la
ley, me multan, me sancionan, me mandan a poner –con mucha delicadeza
por cierto- el cañón de una pistola en la boca, me llaman por teléfono
para narrarme como me van a golpear y a desmembrar, también para
explicarme
que tienen poder suficiente para secuestrar a mis hijas y
como eso no basta para hacerle entender al necio, no encontraron mejor
opción que molerme a palos, en manada, siempre en manada, porque ni para
eso son suficientemente hombres estos cobardes, me rompen las
costillas, me ponen los pulmones al revés y bien gracias, la patria
sigue avanzando y yo me sigue yendo al carajo porque en este país no
hay, salvo dos o tres periodistas valientes, nadie que quiera informar
al MUNDO lo que le ocurre a uno de los pocos insensatos que se atrevió a
desnudar la farsa de la revolución de la justicia en el Ecuador. Y para
que el pastel sea completo, el mismo día de la agresión y horas después
todavía, se activaron las cuentas en redes sociales -dedicadas a la
defensa patriótica de la revolución durante las 24 horas del día- a
hacer mofa del atentado y a demostrar que a ellos les interesa poco o
nada todo aquello que se denuncia, que para eso y no para otra cosa se
le metió la mano a la justicia, carajo. Esto es, que si ayer los
socialcristianos declarados dueños de las Cortes sentenciaban al débil y
liberaban a sus amigos, hoy, esos mismos socialcristianos o sus hijos
que da igual, sentencian a los mismos débiles de ayer y liberan a sus
nuevos amigos que ahora ya no viven en el Centenario ni Urdesa sino que
se mudaron a Samborondón y ya no tienen posters de Febres
Cordero en
sus dormitorios sino que los cambiaron por uno de Carlos Marx y Hugo
Chávez, los que generalmente vienen en combo con uno más pequeño de
Charles Manson.
Quiero decirles algo importante amigos, pero antes,
abran los ojos. Solo los niños y los que estamos a punto de morir
decimos la verdad de un modo particularmente brutal.
Soy el peor
abogado de la historia porque fracasé en el caso Glas Viejó; todavía
tengo pesadillas de impotencia viendo a Carolina Llanos condenada a 20
años de reclusión pese a que fue acusada con los mismos “argumentos” con
los que se pretendió imputar a un ex asambleísta que fue declarado
inocente (es preciso recordar que a esta mujer la torturaron en el Penal
de Mujeres de Guayaquil hasta hacerla abortar); fracasé defendiendo a
Mery Zamora a la que han condenado por sabotaje con un video cuya
transcripción no la hizo el perito designado por la Fiscalía sino la
SECOM; volví a fracasar en el caso Fernando Balda; antes, no me
aceptaron la acción de protección por los insultos que dirigió una
señora de la revolución denigrando a los hijos de Abdalá Bucaram Pulley;
y antes fui incapaz de vencer al candidato del gobierno en las
elecciones del Colegio de Abogados del Guayas. Apenas logré aportar en
la defensa de Galo Lara Yépez y evitar que este señor, en su momento con
un estilo muy similar al mío, se pudra en una ergástula; apenas logré
contribuir a la liberación de los 10 de Luluncoto, luego de una
entrevista en Ecuavisa que generó pánico internacional en sus captores
quienes luego de un año de secuestro decidieron liberarlos ante la
exposición de aberraciones procesales que expusimos en televisión
nacional.
En este momento de mi existencia, cuando sé que muy pronto
volverán por mí, esta vez, no ya para amilanarme sino para cumplir la
orden de personajes que no soportan mi frontalidad para recordar su
miseria humana, quiero aprovechar estas líneas para AGRADECER a todos
vosotros por sus muestras de solidaridad, de respaldo, a veces de
cariño, otras de una estima que sinceramente reputo inmerecida.
Son
tantos los amigos que han llamado a mis familiares para solidarizarse
conmigo que realmente creo que, pese a ser el peor abogado de la
historia, he generado pavorosos debates sobre una poder judicial que
sucumbió ante una de las maquinarias más demoledoras del pensamiento
libre.
Muchas cosas han pasado por mi mente en estos días en que
respiro con dificultad por las lesiones derivadas del cobarde asalto del
que he sido víctima. He tratado de encontrar alguna explicación a mi
insolvencia intelectual como abogado. He sido alumno de Jorge Zavala
Baquerizo, de Edmundo Durán Díaz, de Juan Vizueta, de Byron López, de
Alfonso Luz Yunes. Con todo ellos aprobé con honores. Ellos me recuerdan
con especial afecto y consideración. En el plano de mi capacitación en
Universidades extranjeras he tenido la dicha de ser pupilo de Luigi
Ferrajoli, de Marina Gascón Abellán, de Gianrico Carofiglio. Dedico 6
horas diarias de mi vida a leer compendios enteros de Filosofía del
Derecho, Teoría del Proceso, etc. He sido profesor de las más
prestigiosas Universidades de este país, claro está, hasta antes del
caso Glas, en el que misteriosamente se me cerraron todas las puertas y
me dijeron con una sonrisa propia de los hipócritas: “Pedro, tú
entiendes cómo es esto, te pusiste a meter la cabeza donde no debías. No queremos problemas con esta gente”
Hoy, creo que tengo la posibilidad de huir como un buen cobarde y dejar
abandonada a todas esas personas que han confiado en mí, pese a que
saben que yo, que yo soy el peor abogado de la historia.
No voy a
huir, yo no sé vivir así. Voy a quedarme en esta tierra que es tan mía
como suya. No me voy a ir, me niego a morir bajo un sol forastero
hablando en otra lengua, viviendo en la comodidad de un purgatoria
silencioso mientras conozco el martirio de mis hermanos en las brasas
del averno construido por una banda de cerdos que han prostituido la
palabra LIBERTAD.
A@basoledispa , a todos los hermanos de la
RESISTENCIA que me han expresado su solidaridad y su afecto, mi gratitud
eterna. A ustedes, no los puedo nombrar uno a uno porque sería un acto
canalla de mi parte, inmediatamente activarían en su contra las
ridículas sondas marcianas para violar su intimidad nuevamente y hacer
mofa de algún problema de salud que los afecte, como ya lo hizo en el
pasado un payaso cósmico, que se sabe amparado por este triste momento
de la historia nacional y ladra cada vez que le piden resultados
científicos de la cafetera que lanzó hacia el cielo con una resortera.
A Carlos Vera Real, a su hijo Andrés, a Carlos Jijón, antes que nada,
manifestarles mi reconocimiento a su invalorable rol en esta batalla por
la vida. Soy un ser humano, una suma de errores y defectos; la
diferencia con el tirano es que soy capaz de reflexionar y pedir
disculpas a quienes he ofendido.
En el fragor de esta lucha, he
sentido más de una vez la desesperación y la agonía al ver sepultadas la
razón y la justicia. Siento vergüenza por las frases desatinadas que,
en alguna oportunidad, pude dirigirles. No concuerdo con su
plexo
ideológico pero admito que mi obligación moral es reconocer que, fui
infectado por el veneno que verte un sujeto durante años en todos los
canales posibles. Parodiando a Gogol, hay que tener mucho cuidado porque
en ocasiones se lucha tan frenéticamente contra una dictadura que
terminas adoptando algunas de las posturas que censuras.
Mi abrazo
al maestro Alfonso Luz Yunes que siempre ha estado a mi lado; a Juan
Vizueta, mi hermano. A Joffre Campaña, uno de los más extraordinarios
juristas de este país por su afecto y estima. A Víctor Hugo Cevallos
Barahona, ex Presidente de la Federación Nacional de Abogados por estar
siempre pendiente de mi integridad y de mi familia.
A los pocos
periodistas independientes y valientes que quedan, mi abrazo fraterno.
Gracias por no callar. No los voy a nombrar porque pondría en peligro su
vida.
Cuando mañana me asesinen, no crean en las fábulas que
seguramente dirá el Ministro del Interior, ojalá este sujeto, antes de
abrir su boquita, les presente una verdadera investigación sobre el
suceso. Yo no tengo vida social. Soy un tipo que siempre vivió encerrado
en sus libros, que ni siquiera enciende el televisor en las noches y
únicamente salgo en horario nocturno a dar una conferencia cuando los
muchachos de las asociaciones estudiantiles o alguna
Fraternidad de
colegas me invitan. No le debo un solo centavo a nadie; no tengo
relaciones inusuales con nadie; no estoy escribiendo un libro hablando
de los carteles de la droga que operan en Ecuador; no estoy investigando
sobre el uso que se le ha dado a los bienes incautados a los hermanos
Isaías; tampoco vendo ni conozco como instalar cámaras ni circuitos
cerrados para conocer aspectos de la vida privada de ningún político. Si
me matan será por las causas que defiendo.
Es meridiano, que desde
una cuenta en una red social se ha promocionado mi asesinato, una cuenta
administrada por un patético voyeur de twitter, un raquítico heredero
de Pancho Jaime que debería encerrarse en una clínica para rehabilitarse
por su problema de adicción a las drogas y dejar de hacer
apología
del crimen en detrimento de todos aquellos que pensamos diferente y no
coincidimos con un gobierno que destila odio. Se trata de un sujeto que
se cree una lumbrera pero proporciona menos luz que una lámpara de
keroseno.
¿Qué más se puede esperar de un sujeto al que le obsequian
un título de DOCTOR en una Universidad que no está autorizada para
conceder ese grado a nadie? Por si fuera poco, con una sola tesis logró,
por arte de magia revolucionaria, que le regalen cartones similares a
su perro, a su gato y a un grupo de personas más, cercanas a su linaje
pretoriano. Es que esta gente, por ancestro, convirtió a la academia en
un refugio de pistoleros de poca monta y hasta involucrados en el delito
de coyotaje estuvieron.
Yo no seguiré en las redes sociales. No
vale la pena. No hay espacio de mi vida que estos MISERABLES no
controlen. Me vigilan las 24 horas del día.
Jamás han hecho
absolutamente nada para investigar todas las amenazas que recibo, las
llamadas telefónicas al hogar de mi padre, los ataques orquestadas
siempre horas antes de presentar documentos que demuestran como un
sujeto acusado de violación de una niña se pasea libremente por todos
los aeropuertos de la América “socialista” y en el colmo de la ausencia
de vergüenza, quiso entrar a Orlando, seguramente a jugar con niños en
Disney, mientras le pide a sus “hijitos abandonados” que le organicen su
matinée con
Mickey Mouse, los Backyardigans y el Pollito Pío
mientras sigue abusando de criaturas indefensas y los fiscales y jueces
le hacen la ola.
A Danny Ayala, un tuitero de la resistencia lo
localizaron en forma INMEDIATA, más tardó el Rey en pedir que lo hagan
comparecer a sus pies que su guardia imperial en ubicarlo, su “pecado”
fue, según el Rey, instigar a su asesinato, como si fuera tan fácil
eliminar a un tipo que se mueve con más agentes especializados de
seguridad que un jeque árabe, se traslada en capsulas blindadas y hasta
cocinero belga tiene para que le prepare exquisitos platos, que
previamente ingieren los bufones para evitar ser envenenado, platos de
esos que degustan solo los pelucones a los que tanto dice odiar.
Al
patético heredero de Pancho Jaime, al que judicialmente responsabilizo
de estar detrás del fallido atentado en mi contra (que no terminó como
él esperaba porque Dios no me ha abandonado), nadie lo investiga.
Responsabilizo a este sujeto, que DURANTE LAS 24 HORAS DEL DÍA se dedica
a defender al gobierno nacional en las redes sociales, de cualquier
evento nefasto vinculado a Pedro Granja o a su familia. La poca
importancia que le da Galo Chiriboga a mis denuncias no me sorprende.
Alguien debería decirle a este señor que el juicio de Galo Lara ya se
acabó y que no es mi
culpa haber leído toda mi vida y contribuir a
demostrar la inocencia de este señor. Creo que la obligación del Fiscal
General es investigar mis denuncias haciendo abstracción del particular
fastidio que me tiene.
Finalmente, quiero decirles, que son falsos
todos aquellos rumores, en el sentido que renunciaré a la defensa de la
menor torturada y ultrajada sexualmente en el caso Glas Viejó. Antes de
traicionar a la niña, me suicidaré.
Prefiero que vengan, los
verdaderos ODIADORES a asesinarme, que vengan quienes están detrás de
todos los ataques en mi contra, esos que se disfrazan de dueños de la
verdad y desde un avatar de mujer pretenden adulterar el
debate serio sobre las recurrentes violaciones a los derechos humanos que se dan en el Ecuador a acabar con mi vida.
Les pido PERDÓN a todos mis hermanos por aquellas ocasiones en las que
me exalté. Gracias por enseñarme, a estas alturas de mi vida, el
verdadero significado de la palabra SOLIDARIDAD.
Recuerden que Dios
se convirtió en hombre para evitar que el demonio se convierta en
Dios...Sus tiempos son perfectos. Dios ha bendecido a sus hijos
perseguidos por la justicia de los filisteos, él me bendice día a día
porque de lo contrario, los delincuentes que me persiguen ya me habrían
eliminado.
Un abrazo a todos, que no muera la capacidad de
indignarnos ante tantos atropellos, porque en ese preciso instante, los
fascistas nos habrán ganado la batalla.
Pedro Javier Granja,
El peor abogado de la historia.
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