Por Luciano
Pires*
Algunos conocidos volvieron de China
impresionados. Un producto del que Brasil fabrica un
millón de unidades, China en una sola fábrica produce 40
millones.
La calidad es equivalente y la
velocidad de distribución impresionante. Los chinos colocan
cualquier producto en el mercado en cuestión de semanas, a
precios que son una fracción de los brasileños
Una de las fábricas se está trasladando
al interior porque los salarios de la región en que se halla
instalada son demasiado altos: 100 dólares. Un obrero
brasileño gana 300 dólares mínimo que sumados a los
impuestos y otros beneficios equivalen a 600 dólares.
Cuando los comparamos, con los 100 dólares que reciben
los chinos sin prácticamente ningún otro beneficio…nos
hallamos frente a una esclavitud amarilla, y
alimentándola…
¿Horas extraordinarias? En la
China…Olvídelas!!! La gente allí está tan agradecida de
tener un empleo que trabaja horas extras a cambio de
nada…
Detrás de esta “situación” está la gran
trampa china. No se trata de una estrategia comercial, sino
de una estrategia de “poder” para conquistar el mercado
occidental. Los chinos están sacando provecho de la actitud
de los “comerciantes” occidentales, que prefieren tercerizar
la producción quedándose tan sólo con lo que le agrega
valor: la marca.
Difícilmente podrá usted comprar en las
grandes redes comerciales de los EE.UU. algún
producto “made in USA”. Es todo “made in China”, con una
marca estadounidense. Las empresas ganan riadas de
dinero comprándoles a los chinos por centavos y
vendiendo luego por centenares de dólares. Sólo les
interesa el lucro inmediato a cualquier precio. Aún al costo
de cerrar sus fábricas y generar una brutal
desocupación. Es lo que podría llamarse “estrategia del
precio”.
Mientras los occidentales tercerizan
sus emprendimientos y ganan en el corto plazo, China
aprovecha ese enfoque e instala unidades productivas
de alta performance para dominar en el largo
plazo.
Mientras las grandes potencias
mercantiles se quedan con sus marcas, con el diseño..sus
garras, los chinos se quedan con la producción,
asistiéndolos, estimulándolos y contribuyendo al
desmantelamiento de los escasos parques industriales
occidentales.
Muy pronto ya no habrá más fábricas de
zapatillas deportivas o de calzados en el mundo occidental.
Sólo existirán en China. De modo que en el futuro próximo
veremos cómo los producto chinos aumentan sus precios
produciendo un “shock manufacturero” como sucedió con el
shock petrolero en los años 70. Y entonces será ya demasiado
tarde.
Entonces el mundo se dará cuenta de que
levantar nuevas fábricas tendrá costos prohibitivos y
deberá rendirse al poderío chino. Se dará cuenta de
que alimentó a un enorme dragón y se convirtió en su rehén.
Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que
será quien dicte las nuevas leyes del mercado y será luego
quien mande, pues tendrá el monopolio de la
producción.
Ya que será también el dueño de las
fábricas, de los stocks y de los empleos y quien regulará
los precios.
Nosotros, nuestros hijos y nuestros
nietos asistiremos a una inversión de las reglas de juego
actuales, lo que producirá en las economías occidentales el
impacto de una bomba atómica…china. En ese momento, cuando
el mundo occidental se dé cuenta, será demasiado
tarde.
Ese día, los ejecutivos occidentales
mirarán tristemente las ruinas de sus antiguas fábricas, a
sus técnicos jubilados jugando a las cartas en las plazas y
llorarán sobre la chatarra de sus parques fabriles
destruidos.
Y se acordarán entonces, con mucha
nostalgia, del tiempo en que ganaban dinero comprando
“fardos de mercaderías de los esclavos” y vendiendo
caras sus “marcas registradas” a sus
coterráneos.
Y entonces, entristecidos, abrirán sus
despensas y almorzarán sus marcas que ya estarán pasadas de moda y
que por tanto, habrán dejado de ser poderosas, porque todas habrán
sido copiadas…
REFLEXIONEN Y COMIENCEN YA A COMPRAR PRODUCTOS DE FABRICACIÓN
NACIONAL, FOMENTANDO EL EMPLEO EN SU PAÍS, POR LA SUPERVIVENCIA DE SU
AMIGO, DE SU VECINO Y HASTA DE USTED MISMO… Y LA DE SUS
DESCENDIENTES.
Piensen además…
Y ¿su poderío bélico-militar?
Quedaremos rehenes y a su merced, es decir, estamos hoy
alimentando a la cobra que nos morderá en el futuro!
*Director de marketing de Dana y profesional de la
comunicación.
Traducido por Susana Merino para Rebelión
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